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“Hijas de Belén”: una mirada desde el modelo ecológico de Bronfenbrenner


Una alumna del colegio donde trabajo pasó unos años difíciles cuando terminaba la primaria. Vivía sola con su madre en un cuarto lejos del colegio, no había papá, y preparaba dulces para vender y ayudar a su madre en la economía del hogar. Se acostaba muy tarde cocinando y se levantaba de madrugada para poder llegar a las 8:00 a clases. Desde que comenzó esta situación (quinto grado) no rendía tan bien en los exámenes, no cumplía con todas sus tareas, sus notas bajaron, no lograba concentrarse en clase. Asimismo, llegaba tarde al colegio con frecuencia, acumuló muchas inasistencias, se la veía cansada y ya no se relacionaba tanto con sus compañeros de salón…

El cambio en su desempeño y desarrollo se puede explicar por factores de su ambiente cercano y lejano, de acuerdo con el modelo ecológico del psicólogo Urie Bronfenbrenner. Para él, el desarrollo de los individuos se ve influenciado por los diferentes ambientes en los que este se desenvuelve (microsistema, mesosistema, exosistema y macrosistema) [1].

En el caso de esta niña, la díada formada con su madre dentro de su microsistema y el exosistema (la pérdida de trabajo formal de su madre, por ejemplo) influyeron directamente en su desarrollo cognitivo (dificultades en el aprendizaje), físico (cansancio, sueño) y psicosocial (relación con sus compañeros). Asimismo, afectó su mesosistema, ya que lo que vivía en el hogar con su madre afectó otros sistemas, como su desempeño y relaciones en el colegio. Por suerte para esta niña, se trató de una situación temporal. Una vez que su madre consiguió un trabajo, se mudaron cerca del colegio y la niña volvió a sacarse buenas notas, a relacionarse con sus amigos y a verse más feliz y tranquila.

Lamentablemente, no siempre estas situaciones son así, temporales y con un “final feliz”. En el documental “Hijas de Belén” se revela la situación de otras niñas que pasan por situaciones todavía más difíciles. El vídeo muestra varias niñas alrededor de los diez años que trabajan en el mercado de Belén vendiendo diferentes productos: masato, huevos, pescado, especias, etc. Son niñas que, desde muy pequeñas, han aprendido de sus madres a trabajar: saben preparar leche de yuca, cortar pescado o hacer vasijas de barro. Generalmente, sus papás no están con ellas (porque se desentendieron o porque trabajan lejos y pueden no estar en casa durante seis meses, por ejemplo) y crecen con sus hermanos y su mamá. Estas tienen que cumplir con el rol de padre y madre para sus hijos. Las niñas de Belén se levantan de madrugada, organizan lo que tienen que llevar, algunas se trasladan por el río y llegan temprano al mercado para organizar sus puestos de trabajo. Saben llamar la atención de los compradores, vender sus productos y cobrar y dar el vuelto correspondiente. Al igual que sus madres, quisieran poder ir a la escuela, aprender a leer y a escribir, obtener el conocimiento y herramientas que les permitan salir del lugar donde viven para buscarse un mejor futuro. Al igual que sus madres, no pueden hacerlo. Ya sea porque sus padres o abuelos no las dejan o porque es necesario trabajar para ganar el sustento mínimo que les permita comer y vivir. De alguna manera, estas niñas se encuentran “destinadas” a repetir la vida de sus propias madres [2].

¿Influye entonces el contexto en su desarrollo integral? Según Bronfrenbrenner, definitivamente sí. De acuerdo con él, el desarrollo de la persona ocurre en la interacción que se da entre esta y su ambiente, y este constituye uno de los aspectos que más influye en su desarrollo integral [1]. En el caso de las hijas de Belén, podemos ver cómo el contexto influye de manera negativa. En el microsistema, los estímulos que el individuo recibe y las relaciones que establece marcan su desarrollo cognitivo, emocional, físico y moral [3]. Dentro de sus hogares, las niñas tienen que aprender a trabajar desde muy pequeñas, dejando de lado actividades propias de la infancia como el juego y la recreación. Un ambiente así, con problemas y presiones, impide o dificulta la evolución intelectual o académica de los niños. La situación de pobreza y la alimentación precaria también influyen en su desarrollo integral.

En lugar de ir a la escuela tienen que trabajar, lo que crea un particular mesosistema (relación de dos o más ambientes donde la persona actúa): en lugar de darse una relación hogar-escuela ocurre una interacción casa-trabajo. Así, en vez de frecuentar a sus pares en un lugar seguro como debe ser la escuela, las niñas de Belén trabajan y se relacionan principalmente con hombres que se ganan la vida como cargadores en el puerto. Se encuentran en un lugar que no es seguro para ellas y algunas son conscientes del peligro que puede haber: “el barrio de Belén es muy peligroso, porque a veces abunda mucho ratero; te vas a las ocho de la noche, te pueden asaltar o te pueden violar abajo en el puerto” [2]. Si bien por un lado, se ve en estas niñas seguridad e independencia (se mueven solas desde muy pequeñas, como cuando van las tres niñas en mototaxi al centro de la ciudad a pasar el domingo, comer helado y divertirse), también se percibe que les gustaría más tiempo libre, no tener que trabajar todos los días, poder disfrutar más de su niñez y del contacto con amigos.

Esta situación en la que viven depende, por un lado, de hechos del exosistema que actúan indirectamente en la vida de estas niñas. Es, por ejemplo, el caso de la ausencia del padre o de su trabajo lejos de casa que las obliga a trabajar para ayudar a sus madres a cubrir con los gastos de la casa. Por otro lado, depende también de la cultura e ideología en la que viven (macrosistema). Las costumbres sociales y las normas socio-culturales determinan el desarrollo de los individuos. En este caso, el video nos muestra que se trata de una práctica muy común y continua en el tiempo que las niñas (aunque también se menciona que los niños trabajan cargando plátanos o trayendo madera al mercado) trabajen desde pequeñas. Abuelas, hijas y nietas viven circunstancias similares que se mantienen con el paso del tiempo. Y, en la sociedad en la que viven, esta situación es considerada normal y válida. Incluso el hecho de que niñas se dediquen a la prostitución desde los catorce años y que los hombres del lugar las prefieran a mujeres mayores revela que se ha convertido en una práctica social. Una niña en el vídeo señala que es común que los padres cuenten con la plata que su hija pueda obtener de la prostitución.

El caso de estas niñas de Belén, lamentablemente, no es igual al de la alumna que nombré al inicio de este blog. Su situación perdura en el tiempo y así como sus madres y abuelas no pudieron hacer nada para cambiar su porvenir, es muy probable que estas niñas sigan sus pasos y repitan la misma historia de sus madres. Y si bien, como algunos críticos de Bronfenbrenner señalan, es cierto que todas las personas nacemos con un componente genético que también influye en nuestro desarrollo y que podría impulsar a algunas personas a superar un ambiente en contra, salir adelante y conseguir un futuro mejor, no debemos ser indiferentes a esta situación por la que pasan las niñas de Belén. Considero que frente a esto, todos debemos pensar en qué podemos hacer para evitar su continuidad. De acuerdo con Bronfrenbrenner si se altera la estructura de los entornos de una sociedad, se puede cambiar la conducta y el desarrollo de un individuo. La solución debe darse, entonces, tomando acción en todos los sistemas interrelacionados entre sí: desde políticas de estado que promuevan trabajos más justos y mejor pagados para estas poblaciones, que aseguren una real obligatoriedad de la educación, hasta campañas de educación para que los padres (y especialmente las madres) tengan oportunidades distintas para educar a sus hijas y sacarlas del mismo destino que arrastran las mujeres de sus pueblos desde hace años. Cada peruano, desde su espacio y conocimientos, desde su trabajo y posibilidades, debemos ver la manera de aportar para conseguir que esta “tradición” no se siga perpetuando. Es una labor muy ardua, pero me parece que es una realidad insostenible y que el estado peruano y todos los que vivimos en este país tenemos la obligación de conocer y buscar soluciones que permitan cambiarla.


Referencias:

[1] Bronfenbrenner, U. (1987) “Objeto y perspectiva”. La ecología del desarrollo humano. Barcelona: Paidós.
[2] Cosmovisión Kukama. Hijas de Belén. https://vimeo.com/31424300

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